¿Alguna vez se cruzó con alguna persona verdaderamente sabia?… La sensación es profunda y sencilla. ¿Qué es la sabiduría? Es un carácter que se desarrolla poniendo a la inteligencia a trabajar en la toma de decisiones en la experiencia propia, obteniendo conclusiones que nos dan un mayor entendimiento de lo que vivimos, vemos o nos cuentan. Que a su vez, nos capacitan para reflexionar sacando conclusiones que nos dan discernimiento acerca de lo bueno y lo malo. Yo diría que la sabiduría es lo bueno y lo correcto, combinado con el buen criterio.
La Biblia dice: “Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie” — Santiago 1:5 NVI. Buscar ser sabios, tener la comprensión necesaria para tomar las mejores decisiones en la vida es un proceso de avanzar en el conocimiento de Dios, de sus principios, y sus promesas. Ser sabio es poder elegir las batallas que afrontamos y encausar nuestras fuerzas en cuestiones vitales y específicas de cada día. No perder el tiempo en circunstancias que nos desvían de la meta o el objetivo trazado. Es ser entendido de los tiempos, y recurrir inevitablemente a la fuente de todo saber: Nuestro Dios, a través de su Palabra.
Lo contrario a ser una persona sabia es ser una persona necia. Que es una persona que insiste en los propios errores o se aferra a ideas o posturas equivocadas, demostrando con ello poca inteligencia. El necio no ve más que su necedad. No puede salir de ese círculo vicioso que armó con esas ideas que rondan sus vivencias.
La Biblia nos provee de pistas sobre cómo alcanzar la sabiduría. “El temor del Señor es el principio del conocimiento; los necios desprecian la sabiduría y la disciplina” señaló Salomón en Proverbios 1:7 NVI. No es tenerle miedo a Dios sino tener su temor, que incluye amor, respeto, confianza, visión, prudencia y buenos oídos para escuchar la voz del Creador.
Uno de los ejercicios que nos pueden ayudar a llevar una vida sabia es tomar porciones de la Palabra de Dios, especialmente del libro de Proverbios, y aplicarlas en las áreas de la vida más proclives a la necedad. Si tengo un problema con el orgullo, buscaré porciones bíblicas que me muestren como Dios quiere que trate con ese tema y lleno mi mente, mi alma y mi corazón con sus preceptos. Eso, me hace un hombre con sabiduría. De eso se trata cuando Santiago dice que si nos falta sabiduría se la pidamos a Dios que la recibiremos.
Algunos leen un capítulo del libro de Proverbios todos los días. Uno para cada día. Hay 31 capítulos en este libro de sabiduría. Los meses como máximo tienen 31 días. ¡Exactamente, uno para cada día! En los Proverbios encontraremos consejos para todo tema de la vida. El matrimonio, los hijos, las finanzas, la esposa, las amistades, los enemigos, el descanso, el trabajo, la iglesia, los vecinos… ¡todo lo podemos encontrar allí! Es como un compendio de sabiduría volcado en el libro más importante de la humanidad. ¿A dónde quiero llegar?… a invitarle a leer cada día pequeñas porciones del libro de Proverbios, para aprender y comprender qué es lo que está bien y qué no lo está. Para conocer acerca de cómo tomar decisiones sabias, acertadas y asertivas. Para conocer más y mejor a Dios, sus planes, sus pensamientos, su forma de resolver problemas que para nosotros pueden ser océanos abrumadores. Sus propósitos para hoy, mañana y la semana que viene. Y alcancemos un buen criterio basado en el conocimiento de su Palabra poderosa.
¡Que tengas un bendecido tiempo de obtener sabiduría divina!
@PastorEstebanF
Director del Ministerio Latino de Biblica, y presidente del ministerio de capacitación a líderes “Nuestra Fortaleza”.
Por favor escríbeme a esteban.fernandez@biblica.com Será un gusto conocerte.
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