Me sorprendió leer en el New York Times la siguiente frase:
Agradecer es más importante de lo que crees: según un estudio reciente, quienes reciben cartas de agradecimiento se sienten eufóricos y registran altos niveles de felicidad. Los investigadores también descubrieron que a los destinatarios no les importa la redacción de la carta, sino la calidez del contenido. ¿Qué esperas para agradecer a las personas que han influido en tu vida? NYTimes, 25 de Julio de 2018
Creo que ser agradecido es una de las facetas más importantes de la vida de una persona de fe, y de fe en Jesucristo, quien lo dio todo por el hombre, criatura creada y no divinidad como él lo era, lo es y lo será.
Pocas veces recibimos cartas de agradecimiento. No es de ahora por falta de tiempo, sucedió siempre. Miremos la Biblia y veamos la parábola de los diez leprosos.
En cierta ocasión Jesús tuvo que atravesar una aldea de camino hacia Jerusalén. Cuando entró en la aldea, diez leprosos fueron a encontrarse con él. Habían oído que Dios le había dado a Jesús poder para curar toda clase de enfermedades. Los leprosos no se acercaron a Jesús, se quedaron a cierta distancia. Pero creían que el Gran Maestro podía curarlos. Por eso, cuando lo vieron, gritaron: ‘¡Jesús, Maestro, ayúdanos!’. Jesús se apiadó de ellos. Los mandó a presentarse ante los sacerdotes y que ellos dijeran en qué situación estaban. Porque la Ley decía que el sacerdote de Dios tenía que examinar la carne del leproso y decirle si había desaparecido la enfermedad. Cuando quedaba curado, podía volver a vivir con las personas sanas. Ellos fueron sanados.
La gran sorpresa fue que sólo uno volvió a agradecerle a Jesús (Lucas 17:11-19). Uno de los hombres curados volvió a donde estaba Jesús y comenzó a glorificar a Dios, a decir cosas buenas de él. Eso era lo que debía hacer, porque el poder para curarlo había venido de Dios. Además, el hombre cayó a los pies de Jesús y le dio las gracias. Se sentía muy agradecido por lo que Él había hecho. Pero ¿y los otros nueve hombres? Jesús preguntó: ‘¿No fueron curados diez leprosos? ¿Dónde están los otros nueve? ¿Solo regresó uno a darle gloria a Dios?’…
Ser agradecidos es algo que el Señor espera de nosotros. ¿A cuál de aquellos hombres te pareces? ¿Queremos ser como el samaritano?… Por eso, cuando alguien hace cosas buenas por nosotros, es bueno y gratificante darle las gracias. Aunque la gente suele olvidarse, es bueno que demos las gracias, pues eso alegra a Dios y a su Hijo, Jesús.
¿Cómo puedes tú imitar al leproso que volvió a donde estaba Jesús? Si lo piensas, te darás cuenta que otras personas han hecho muchas cosas por ti. Por ejemplo, ¿has estado enfermo alguna vez? Quizás no hayas estado nunca tan enfermo como aquellos diez leprosos, pero es posible que hayas tenido un resfriado fuerte o un dolor de estómago. ¿Te cuidó alguien?… Tal vez te dieron alguna medicina y te atendieron. ¿Te alegraste de que te ayudaran a ponerte bien? El samaritano dio las gracias a Jesús por curarlo, y eso alegró a Jesús.
¡Ahora ve tu y has lo mismo!
@PastorEstebanF
Director del Ministerio Latino de Biblica, y presidente del ministerio de capacitación a líderes “Nuestra Fortaleza”.
Por favor escríbeme a esteban.fernandez@biblica.com Será un gusto conocerte.
Este artículo apareció por primera vez en el blog de PastorEstebanF. Siéntete libre de difundirlo citando la fuente. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial 4.0 Internacional.
Mi pastor, sea el momento para darte las gracias, por estar siempre allí. Que el Señor siga redoblando tus fuerzas. Te esperamos pronto.
Gracias por la meditación.
Saludos desde Toluca