¿Quién soy? ESPEJO O ESPEJISMO

Oct 31, 2016Blog2 Comentarios

¿Quién soy? ESPEJO O ESPEJISMO

Así, todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados a su semejanza con más y más gloria por la acción del Señor, que es el Espíritu. 2 Corintios 3:18

El Espejo: El diccionario de la Real Academia Española define la palabra espejo como una superficie lisa y pulida donde se reflejan los objetos. Existen otras definiciones por extensión: el espejo de las aguas, el teatro es un espejo de las costumbres, el rostro es el espejo del alma, etc.

Para que un espejo pueda considerarse realmente bueno debe contar con cuatro virtudes:

1. Fidelidad. Un espejo, si es realmente bueno, refleja lo que tiene enfrente. No exagera virtudes ni las disminuye.

2. Integridad. Un espejo, para ser realmente bueno, tiene que ser de una sola pieza. No pueden ser pedacitos de varios espejos. No debe ser hecho de retazos. Un buen espejo es una pieza completa.

3. Inalterable. Un buen espejo no cambia con el tiempo. Un buen espejo hecho en el siglo XV, y hoy sigue intacto. No cambia con el tiempo. No cambia dependiendo del lugar donde es puesto.

4. Puro. Para ser un buen espejo, el vidrio tiene que estar libre de imperfecciones, de los gránulos, de los grumos, de las rayas. Un buen espejo tiene que mantenerse limpio y sin suciedades.

Ser un espejo significa que el mundo pueda ver a Jesucristo a través de mi propia vida. Debo ser un reflejo de Él, de su gloria. Cuando notamos que no estamos siendo instrumentos, es momento de preguntarnos si llegó la hora de limpiar el espejo.

Espejismo

El diccionario define “espejismo” como un fenómeno óptico, típico de los países cálidos. Estamos en un país cálido, puede ocurrir que creamos ver cosas que son como si no fueran, o ver cosas que no son como si fueran. Hay que tener cuidado con los espejismos.

Una persona puede aparentar ser alguien y realmente no serlo. Puede parecer que tiene a Jesucristo en su corazón y sencillamente ser un simpatizante de su palabra.

¿Espejo o espejismo?

Hay tres puntos importantes en la vida de cada uno que determinan si somos espejo o espejismo:

• Lo que soy

• Lo que creo que soy

• Lo que dejo ver de lo que soy

Son puntos diferentes, pero Jesucristo los conoce enteramente. Se puede confundir a quien está en el entorno, pero al no ser sinceros en las cosas de Dios, al no reflejarlo íntegramente, aún en las pruebas y en las tribulaciones puede confundir al otro, pero no a Él, Él nos conoce.

Proverbios 27:19 dice: En el agua se refleja el rostro, y en el corazón se refleja la persona. Este versículo demuestra que no siempre el rostro, (la fachada exterior) concuerda con lo interior. A veces aparentamos ser cosas, y el Señor nos está pidiendo urgentemente que limpiemos el espejo y que dejemos de aparentar lo que no somos.

Para saber si somos espejo o espejismo debemos preguntarnos ¿quién soy cuando nadie me está viendo? Creer que “nadie me está viendo” es una utopía, Jesucristo sabe, Él está en todas partes, Él todo lo ve.

El agua refleja el rostro, el corazón refleja la persona. Ojo, que tu rostro puede ser un espejismo. Tu corazón es el verdadero espejo.

 

@PastorEstebanF
Director del Ministerio Latino de Biblica, y presidente del ministerio de capacitación a líderes “Nuestra Fortaleza”.

Por favor escríbeme a esteban.fernandez@biblica.com Será un gusto conocerte.

Este artículo apareció por primera vez en el blog de PastorEstebanF. Siéntete libre de difundirlo citando la fuente. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial 4.0 Internacional.

2 Comentarios

  1. Erma J. Swindoll

    Quiero reflejar la gloria de Jesus, como ensenia el libro de Orville Swindoll, DISENIADOS PARA REVELARAR SU GLORIA.

    Responder
  2. Oscar Campo

    Una inquietante reflexión debe surgir de la confrontación ante la pregunta que encabeza este post, y tal reflexión debe motivar la acción hacia la transformación, de otra forma sencillamente caeríamos bajo la descripción que hace la Palabra en Stg1:23-24; una pérdida de tiempo.

    Responder

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