Una canción que compuso Eladia Blázquez, compositora de tango canción de origen argentino pero de corazón latinoamericana y de reconocida trayectoria internacional, ya fallecida, dice así:
No
Permanecer y transcurrir
No siempre quiere sugerir
Honrar la vida
Hay tanta pequeña vanidad
En nuestra tonta humanidad
Enceguecida
Merecer la vida es erguirse vertical
Más allá del mal, de las caídas
Es igual que darle a la verdad
Y a nuestra propia libertad
La bienvenida.
Honrar la vida, es una canción que por algún motivo la tengo presente en estos días y me llevó a reflexionar acerca de El don de la honra, un libro publicado por Editorial Vida hace un par de años. «Sea que nos demos cuenta o no, el valor que atribuyamos a Dios, a nuestros hijos y a nosotros mismos determina en gran medida el éxito o el fracaso de todas nuestras relaciones. Nada moldeará más nuestras vidas que el aprender a dar y también a recibir el don de la honra» lo dicen los autores del mencionado libro, Gary Smalley y John Trent.
Muchas personas que están alrededor de nosotros, están enrolados en la loca carrera de permanecer, de perpetuarse en algo que de alguna manera les brinde la inmortalidad humana, aquella que se diferencia y que no es la vida eterna. Escriben best sellers, erigen monumentos en su nombre, hacen grandes donaciones para que en algún edificio público quede por siempre su nombre inscripto en una placa de bronce, fundan corporaciones con sus apellidos, y una larga lista de acciones que en realidad no perpetúan a nadie en el tiempo. Cuando fue la Guerra del Golfo pérsico se dio a conocer que Sadam Hussein tenía grabado en los ladrillos del palacio su nombre, como alguna vez, se dice, lo hizo Nabucodonosor, rey de Persia. ¡Justamente en el mismo lugar geográfico!
Otros ingresan al salón de la fama de Hollywood, dejan estampadas sus manos o sus pies en la acera más famosa del planeta ¿para qué?… Dentro de unos años (y ya está pasando) habrán cientos dejando sus huellas donde, más tarde, habrá que sacar a los ya fallecidos porque no hay tanta fama para compartir y así se van volviendo efímeras e ignotas. «Hay tanta pequeña vanidad en nuestra tonta humanidad enceguecida» diría Eladia.
Si honras a tus padres tendrás más días de vida dice la Biblia. «Honra a tu padre y a tu madre —que es el primer mandamiento con promesa— para que te vaya bien y disfrutes de una larga vida en la tierra.» (Efesios 6:2-3).
Honrar la vida es mucho más que intentar perpetuarse en el tiempo por medio de métodos que en definitiva son fugaces. Tiene que ver más con honrar a otros y no a nosotros mismos. Te honrarás mejor si honras a otra persona que se encuentra cerca de ti. La honra es una decisión que tomamos para asignar un valor alto, dignidad e importancia a otra persona, al considerarla como un don inapreciable, y darle en nuestra vida una posición digna de gran respeto; y el amor incluye poner en acción esta decisión.
Honrar la vida requiere de sabiduría para entender esta decisión de poner en alto, dar dignidad e importancia a alguien más que a uno mismo. No porque es una fórmula mágica, sino porque detrás del honrar está la vida, la prosperidad y el reconocimiento que otros harán de nosotros mismos.
Dice Proverbios 21:20-21
En casa del sabio abundan las riquezas y el perfume,
pero el necio todo lo despilfarra.
El que va tras la justicia y el amor
halla vida, prosperidad y honra.
El sabio conquista la ciudad de los valientes
y derriba el baluarte en que ellos confiaban.
Honrar la vida es igual que darle a la verdad y a nuestra propia libertad la bienvenida… esa libertad que hayamos al ir a los pies de la cruz, en Jesucristo resucitado de los muertos y victorioso en la gloria eterna del Padre. «Recompensa de la humildad y del temor del Señor son las riquezas, la honra y la vida» (Prov. 22:4) ¡No nos olvidemos de darle honra a quien la merece! Porque al honrar a aquellos que nos preceden estamos honrando la vida abundante que Dios nos dio.
Eladia concluye su canción diciendo:
Eso de durar y transcurrir
no nos da derecho a presumir,
porque no es lo mismo que vivir
honrar la vida.
No es lo mismo que vivir, honrar la vida. ¡HONRAR AL DIOS DE LA VIDA!
@PastorEstebanF
Director del Ministerio Latino de Biblica, y presidente del ministerio de capacitación a líderes “Nuestra Fortaleza”.
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